Estado de la cuestión egipcia

Viento Sur publica una entrevista con el periodista egipcio Hany Hanna realizada por Alain Baron, que previamente había sido publicada por la web Europe Solidaire Sans Frontières. Considero que es interesante el análisis sobre las medidas adoptadas por el gobierno de Beblawi, de las que se habla bastante poco.
 
¿Se puede hablar de un golpe de estado de los militares?
No habiendo logrado la petición y las manifestaciones echar a Morsi, finalmente ha sido el ejército el que le ha depuesto. Existe todo un debate para saber si se trataba o no de un golpe de estado. Para mí, el hecho de que el ejército haya intervenido no basta para afirmar que se tratara de un golpe de estado. Cuando el ejército depuso a Mubarak, no oí a nadie en Francia hablar de golpe de estado. Pero el ejército le había echado y reemplazado directamente. Si se dice ahora que lo que ha tenido lugar en julio de 2013 es un golpe de estado, hay que decirlo con mayor razón para 2011, pues hubo en junio-julio 2013 entre 17 y 33 millones de personas en la calle para exigir la partida de Morsi, es decir dos veces más manifestantes que en enero de 2011. Para mí, en los dos casos, no se trata por tanto de un golpe de estado [...].
 
¿Vamos hacia una vuelta a un “orden militar-policial” que tiene por objetivo liquidar la revolución?
No se puede decir eso, pues el régimen militar-policial no ha caído de hecho nunca, ni con el poder del Consejo Militar en 2011, ni con el poder de los Hermanos en 2012. La ironía está en que los dos principales responsables de la represión actual contra los Hermanos fueron nombrados por éstos: es el caso del general Al Sisi así como del actual ministro del Interior. Este último fue nombrado en diciembre de 2012 después de que el precedente hubiera rechazado reprimir a los manifestantes que vinieron a protestar ante el palacio presidencial contra el decreto constitucional por el que Morsi se otorgaba poderes de dictador.
 
¿Cuál es la política seguida por el poder actual?
Hemos visto un movimiento de balanza entre represión y tentativa de integración. Kamal Abou Aita, el antiguo presidente de la central sindical independiente EFITU convertido en Ministro de Trabajo, intenta jugar el papel de intermediario y de permanecer en el gobierno para realizar los objetivos que se ha fijado. Pero también ha llamado a la policía contra los trabajadores, como por ejemplo para desalojar a los asalariados de la industria textil que habían organizado una sentada ante el Ministerio de Trabajo.
Lo que complica la situación es que, dado que el movimiento sindical está poco estructurado, las querellas políticas ocupan a menudo el primer plano. Por esta razón, es bastante frecuente que los sindicalistas se acusen mutuamente de actuar de una forma determinada porque representan a tal o cual corriente política. Este argumento es igualmente utilizado por los partidarios de Kamal Abou Aita contra quienes se oponen a la política del gobierno.Interim Egyptian President Adly Mansour, center, interim Prime Minister Hazem el-Beblawi, fourth from left, and Defense Minister Gen. Abdel-Fattah el-Sissi, second from right, pray on the first day of Eid al-Adha, or Feast of Sacrifice, in Cairo, Egypt, on Tuesday (photo credit: AP/Egyptian Presidency)
¿Va a presentarse el general Al Sisi a las presidenciales?
Existen presiones o manipulaciones en ese sentido, con una petición firmada por alrededor de un millón de personas. Pero no es seguro que se presente. El ejército, en efecto, tiene más que perder que ganar poniéndose en primera línea: como había ocurrido con Morsi, hay ya vídeos que circulan presentando momentos en que las declaraciones de Al Sisi han sido torpes. Al Sisi tiene por el momento una cierta aureola, pero si se presenta a las presidenciales, va a bajar muy rápidamente del pedestal en el que se encuentra actualmente.
Es sin embargo más que probable que el ejército juegue un papel en las elecciones. Es algo que ya ocurre. Samy Annan, el antiguo jefe de estado mayor y antiguo número dos del Consejo Militar será candidato. Hossam Kheirallah, un antiguo responsable de los servicios secretos militares ha anunciado también su candidatura. Hay pues una estrategia que se está poniendo en marcha. Los militares tantean y lanzan globos sonda.
 
¿En que situación está la realización de los objetivos de la revolución?
No se vislumbran en el horizonte.
En el plano económico y social, el gobierno actual es más bien “socialdemócrata de derechas”. Las medidas sociales que ha tomado no son más que medias medidas que no están a la altura de las necesidades. Han sido soltadas unicamente para que bajara la cólera y para impedir una nueva ola revolucionaria que podría barrerlo todo.
Tomemos algunos ejemplos de medidas sociales recientemente tomadas:
- La gratuidad de los gastos de escolaridad
- La reducción del precio de los billetes de autobús
- Un salario mínimo de 1.200 libras (135 euros) en el sector público.
Este salario mínimo era el montante reivindicado por la confederación de sindicatos independientes EFITU en enero de 2011. Pero desde entonces los precios han aumentado mucho y la EFITU ha rechazado un montante tan pequeño que no está a la altura de las necesidades. Y esto tanto más en la medida que el cálculo de esas 1.200 libras incluye a la vez el salario y las primas: para mucha gente, no significa de hecho ninguna subida significativa.
El ejemplo de la educación es para mí importante y simbólico. El gobierno ha anunciado la exención del pago de las tasas de escolaridad, pero la enseñanza es ya oficialmente gratuita. Los padres pagaban menos de 100 libras (15 euros) por año. Ciertamente, para gente muy pobre, esto no es despreciable. Pero el verdadero problema es que esta gratuidad proclamada es en realidad muy teórica. Estando muy mal pagados, muchos profesores no ganan suficiente para vivir correctamente. Como resultado, muchos dan sus clases de forma chapucera y/o dan malas notas de forma que luego pueden proponer clases particulares que representan lo esencial de sus rentas. Para establecer una verdadera gratuidad de la enseñanza, no basta con dispensar a los padres de pagar 15 euros por año. Habría que comenzar por pagar correctamente a los profesores de forma que las clases particulares no fueran ya necesarias.
Una nueva Constitución está en curso de redacción y nuevas elecciones están previstas. Pero dada la falta de cultura política y de organización, así como la fractura existente entre los jóvenes y los partidos, existe el riesgo de que todo eso desemboque de nuevo en la puesta en pie de un gobierno que no represente a la revolución. Queda por saber luego si una nueva ola revolucionaria borrará ese futuro gobierno, o si éste podrá poner en pie suficientes válvulas de seguridad para evitar una explosión social [...]".

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