Avnery: Lo fuerte y lo dulce

Merece mucho la pena leer este artículo del exdiputado y activista israelí Uri Avnery, titulado "Lo fuerte y lo dulce" y publicado en la web de la organización que dirige desde hace décadas: Gush Shalom (El bloque de la paz). Lo recojo de Rebelión. La traducción corresponde a LB.

"Fue un día de alegría. Alegría para el pueblo palestino. Alegría para todos aquellos que anhelan la paz entre Israel y el mundo árabe.  Y, modestamente, para mí personalmente. La Asamblea General de las Naciones Unidas, el máximo foro mundial, ha votado abrumadoramente a favor del reconocimiento del Estado de Palestina, aunque de manera limitada. La resolución adoptada por el mismo foro hace exactamente 65 años para la partición de la Palestina histórica entre un Estado judío y un Estado árabe ha sido finalmente reafirmada.

 (...) ¿Por qué ahora? ¿Por qué no ha sucedido o después? A causa de la Columna de Nube, la histórica obra maestra de Benjamín Netanyahu, Ehud Barak y Avigdor Lieberman. La Biblia nos habla del héroe Sansón que desgarró un león con sus propias manos. Cuando regresó al lugar, un enjambre de abejas se había alojado en el cuerpo del león y producía miel. Así que Sansón propuso un acertijo a los filisteos: "Del exterior del fuerte manó la dulzura". Esa frase es hoy en día un proverbio hebreo.

Una de las consecuencias de la operación fue que el prestigio y la popularidad de Hamas se disparó por las nubes, mientras que la Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas se hundió en nuevas simas. Ese fue un resultado que Occidente no podía tolerar de ninguna manera. Una derrota de los "moderados" y una victoria de los extremistas "islámicos" era un desastre para el presidente Barack Obama y para el campo occidental. Había que dar con algo que proporcionara a Abbas un éxito rotundo, y había que hacerlo urgentemente. Afortunadamente, Abbas ya estaba en camino de obtener la aprobación de la ONU para el reconocimiento de Palestina como "Estado" (aunque no todavía como miembro de pleno derecho de la organización mundial). Para Abbas fue un movimiento desesperado. De repente, se convirtió en un símbolo victorioso (...) .

Durante años el gobierno de Israel ha amenazado a Abbas con las consecuencias más graves si se atrevía a ir a la ONU. Anular los acuerdos de Oslo y destruir la Autoridad Palestina era lo mínimo. Lieberman calificó la medida como "terrorismo diplomático". ¿Y ahora? Nada. Mucho ruido y pocas nueces. Incluso Netanyahu comprende que la Columna de Nube ha creado una situación en la que el apoyo del mundo a Abbas se ha hecho inevitable. ¿Qué hacer? ¡Nada! Fingir que todo es una broma. ¿A quién le importa? ¿Qué es la ONU a fin de cuentas? ¿Qué diferencia supone?
A Netanyahu le preocupa más otra cosa que le ha ocurrido esta semana. En las elecciones primarias del Likud todos los "moderados" de su partido fueron expulsados sin ceremonias. No quedó dentro ni una sola coartada liberal ni democrática. La facción del Likud-Beitenu en el próximo Knesset estará compuesta exclusivamente por ultraderechistas, entre ellos varios fascistas declarados, gente que quiere destruir la independencia de la Corte Suprema de Justicia, tapizar Cisjordania con asentamientos e impedir la paz y el Estado palestino por todos los medios posibles.

Aunque Netanyahu está seguro de ganar las próximas elecciones y seguir siendo primer ministro, es demasiado inteligente para no darse cuenta de en qué situación se encuentra ahora: rehén de los extremistas, susceptible de ser rechazado por su propia facción en la Knesset con que solo mencione la palabra paz, y expuesto a ser desplazado en cualquier momento por Lieberman o algo peor.

A primera vista nada ha cambiado. Pero sólo a primera vista. Lo que ha sucedido es que ahora la creación del Estado de Palestina ha sido oficialmente reconocida como el objetivo de la comunidad mundial. La "solución de dos Estados" es ahora la única solución sobre la mesa. La "solución de un solo Estado", si es que alguna vez existió, está más muerta que el dodo.

Por supuesto, el Estado apartheid único ya es una realidad. Si nada cambia sobre el terreno se irá haciendo cada vez más profundo y fuerte. Casi a diario surgen noticias que confirman su creciente enrocamiento (la compañía monopolista del servicio de autobuses [israelí] acaba de anunciar que a partir de ahora los palestinos de Cisjordania que viajen en Israel deberán hacerlo en autobuses separados).

Sin embargo, la búsqueda de la paz basada en la coexistencia entre Israel y Palestina ha dado un gran paso adelante. El siguiente paso debería ser la unidad entre los palestinos. Poco después debería venir el apoyo de EEUU a la creación efectiva del Estado de Palestina. Lo fuerte ha de conducir a lo dulce". 

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