Siria y la izquierda árabe

Hace unos meses, el investigador del Institut Français du Proche Orient Nicolas Dot-Pouillard publicaba un artículo en Le Monde Diplomatique titulado "La crise syrienne déchire les gauches arabes" 1ue ha traducido Faustino Eguberri para Viento Sur con el título. Del mismo autor también es recomendable leer "`Résistance' et/ou 'révolution': un dilmme libanais face à la crise syrienne".

"En agosto de 2011, el diario libanés de izquierda nacionalista Al-Akhbar tuvo la primera crisis desde su creación, en el verano de 2006 /1. Su jefe de redacción adjunto, Khaled Saghieh, abandonó el diario que había ayudado a fundar. El motivo: el enfoque dado a la crisis siria. Saghieh denunció la falta de apoyo del periódico al levantamiento popular de marzo de 2011 /2. Al-Akhbar nunca negó su cercanía política respecto del Hezbollah libanés, uno de los principales aliados regionales de Bashar Al-Assad. Tampoco ocultó que era más favorable a una lógica de diálogo entre el gobierno de Damasco y una parte de la oposición que a la caída pura y simple del régimen. Al mismo tiempo, el diario abrió sus páginas a varios opositores sirios, entre ellos Salamah Kaileh, un intelectual marxista sirio-palestino, detenido a fines de abril de 2012 por los servicios de seguridad (...).

Las divisiones en Al-Akhbar son sintomáticas de los debates que dividen, tanto estratégica como ideológicamente, a las izquierdas en el mundo árabe. Algunas continúan apoyando al régimen sirio, en nombre de la lucha contra Israel y de la “resistencia al imperialismo”. Otras se sitúan resueltamente al lado de la insurrección, en nombre de una lógica “revolucionaria” y de defensa de los “derechos democráticos”. Las últimas, en fin, se pronuncian por una línea intermedia: entre solidaridad distante con la demanda de libertad de los manifestantes y el rechazo de las “injerencias extranjeras”, planteando una forma de “reconciliación nacional”. Formadas por sensibilidades muy diferentes -algunas son de origen propiamente comunista o marxistizante, otras están en la órbita de una cierta izquierda nacionalista, unas radicales, las otras moderadas-, las izquierdas árabes, en relación al asunto sirio, se parecen a un mosaico roto.
               
Ciertamente, los apoyos sin reservas al clan Al-Assad no son legión, y son raras las voces que llaman a un mantenimiento del régimen tal cual. Pero los partidarios incondicionales de la revuelta popular no parecen mayoritarios. A menudo situados en el extremo izquierda del espectro político, son a veces de filiación trotskista (el Foro Socialista en Líbano, los Socialistas Revolucionarios en Egipto) o maoísta (Vía Democrática en Marruecos). Mantienen relaciones con ciertas fracciones de la oposición al régimen como la Izquierda Revolucionaria de Gayath Naisse en Siria. Y han participado, desde la primavera de 2011, en movilizaciones puntuales ante las embajadas y los consulados sirios de sus países respectivos.

Ciertos intelectuales de izquierda independientes apoyan igualmente la lógica insurreccional, como el historiador libanés Fawaz Trabulsi /3. Piden la caída del régimen: esta sensibilidad de las izquierdas árabes excluye todo diálogo. Incluso si defiende la necesidad de una protesta popular pacífica, no niega a los rebeldes el derecho a recurrir a la fuerza de las armas. En la extrema izquierda, los partidarios de la revolución se desmarcan sin embargo del Consejo Nacional Sirio (CNS) /4, una de las principales coaliciones de la oposición: denuncian que su alianza con estados como Qatar, Turquía o la Arabia Saudita puede comprometer la independencia del movimiento popular en Siria.

Denunciando el régimen, llamando a su derrocamiento, una parte de las izquierdas radicales es circunspecta sobre el apoyo concedido por las monarquías del Golfo a los revolucionarios sirios, igual que no se atreve a sumarse completamente al discurso anti-Assad de una parte de la “comunidad internacional”, con los Estados Unidos a la cabeza. Sin embargo, este reflejo antiimperialista no impide el apoyo a la insurrección. Se da prioridad a la situación interna en Siria: lo que cuenta ante todo es la lógica del levantamiento de un pueblo contra el régimen, como en los procesos precedentes de Túnez o Egipto. 

Sin embargo la mayoría de las fuerzas que se sitúan a la izquierda del espectro político en el mundo árabe guardan una distancia prudente hacia la revuelta. Denuncian primero la militarización de la insurrección, que no beneficiaría más que a los grupos islamistas radicales y a los combatientes extranjeros que afluyen a Siria. Subrayan luego la confesionalización del conflicto, que opondría progresivamente a las minorías alauita y cristiana a una mayoría sunita radicalizada por la represión, viendo ahí la amenaza de una guerra civil interminable. En fin, se inquietan por las correlaciones de fuerzas regionales y mundiales. Irán y Siria contra las monarquías del Golfo; Rusia y China contra Estados Unidos: en el gran juego guerrero regional e internacional que hace de Siria un  frente de batalla entre varios actores estatales e internacionales, en la izquierda se hace a menudo la opción a favor de los primeros contra los segundos (las monarquía del Golfo y los Estados Unidos) (...)".

Notas
1/ Este periódico publicó durante un año Le Monde Diplomatique en árabe como suplemento.
2/ Ibrahim Al-Amin, “ ¿Porqué Khaled Saghieh ha abandonado Al-Akhbar ?” (En arabe), Al-Akhbar, Beyrouth, 21 agosto 2011.
3/ Antiguo miembro dirigente de la Organización de Acción Comunista en Líbano (OACL), Fawaz Trabulsi enseña historia en la Lebanese American University (LAU) de Beirut.
4/ Fundado en el verano de 2011, el Consejo Nacional Sirio tiene su sede en Estambul, Turquía. Reagrupa a importantes partidos de la oposición siria, entre ellos los Hermanos Musulmanes.

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