La situación de la mujer en Túnez

Después de varias semanas de movilizaciones, la Asamblea Constituyente tunecina parece haber dado su brazo a torcer y ha aceptado que la nueva Constitución recoja la igualdad entre hombres y mujeres (y no la complementariedad, como los sectores islamistas pretendían). Aprovecho la ocasión para abordar la situación de la mujer en Túnez. ACSUR-Las Segovias acaba de publicar un valioso informe titulado "Magreb. Hacia el cumplimiento de los derechos humanos" donde analiza, país por país, la evollución de los Derechos Humanos en las últimas décadas. El volumen ha sido coordinado por Rafael Bustos de la Universidad Complutense de Madrid. El capítulo dedicado a Túnez, del que están extraídos los siguientes párrafos, lo firma  Farouk Jhinaoui.

"El 13 de agosto de 1956, antes de la proclamación de la República (1957) e incluso de la adopción de la Constitución (1959), Habib Burguiba, el primer presidente de Túnez, promulgó el Código del Estatuto Personal (CSP, en sus siglas en francés). Este Código prohíbe la poligamia, invalida el repudio y establece el divorcio judicial como única vía legal, impone el consentimiento de ambos cónyuges para que se lleve a cabo el matrimonio y fija una edad mínima para éste.

Las mujeres obtuvieron el derecho a trabajar, a abrir cuentas bancarias y a crear empresas sin la autorización de sus esposos, y se implantó una política de planificación familiar que incitaba a las mujeres a reducir la natalidad facilitándoles el acceso a los medios contraceptivos. Pero aquellos avances se paralizaron en los años setenta. Para frenar a la izquierda marxista, Burguiba apoyó a los sectores más conservadores de su partido y se creó la Asociación de Preservación del Corán, que iba a ser la cuna del futuro movimiento islamista (...).

Las modificaciones legales referentes a las mujeres que se realizaron después de la llegada al poder de Ben Ali no son menos significativas: por el Decreto nº 93-1655 de 9 de agosto de 1993 se crea un fondo de garantía para asegurar la pensión de manutención y la renta a aquellas mujeres a quienes no se las proporcione su marido. Se establece la igualdad de trato entre los cónyuges y se suprime el deber de obediencia de la esposa hacia el esposo. Se exige el consentimiento de la madre a la hora de casar a un o una menor. Asimismo, se reconoció la posibilidad de escoger entre el régimen económico matrimonial de bienes gananciales o el de separación de bienes, teniendo ambas partesel mismo derecho a decidir sobre la cuestión. También se creó la figura del “juez de familia” y desde el 1 de diciembre de 2010, la mujer (en el caso de matrimonio mixto) tiene los mismos derechos que el hombre respecto a la nacionalidad de los hijos (por ejemplo, la transmisión) (...).
Y aunque la Constitución tunecina establece en su artículo 6 que “todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y deberes. Ellos son iguales ante la ley
”, la Carta Magna no consagra el principio de igualdad entre los hombres y las mujeres. Tampoco se eliminó la práctica de la dote (artículo 12 del Código del Estatuto Personal) y, a pesar de que la suma ofrecida es puramente simbólica, la práctica en sí es un atentado contra la dignidad humana y contra la igualdad entre ambos cónyuges.

El Código del Estatuto Personal sigue considerando como cabeza de familia al hombre, indica que las dos partes deben cumplir con sus deberes conyugales “conforme a los usos y a la costumbre”, lo que da una potencial ventaja al hombre, y considera el domicilio del esposo como el único domicilio conyugal. Además, en este código se mantiene la norma islámica que establece que, en el reparto de la herencia, al hijo le corresponde el doble de lo que le corresponde a la hija (...).

Por otra parte, hay que recordar que la tasa de analfabetismo entre las mujeres que tienen más de diez años es 2,26 veces mayor que entre los hombres. La tasa de analfabetismo difiere de una región a otra: en el distrito de Túnez capital, es del 10% para los hombres y del 20% para las mujeres, y en las regiones más desfavorecidas las cifras se multiplican hasta alcanzar el 48,5%. En el ámbito laboral, según las cifras de 2008, la tasa de actividad de los hombres es del 70%, mientras la de las mujeres es del orden del 25,5%. Esta cifra baja hasta el 16% para las mujeres casadas. Y la tasa de paro en las mujeres licenciadas supera el 32%. Todos estos datos muestran la brecha de facto entre hombres y mujeres y explican por qué Túnez está cada año en peor posición en el Indicador de desigualdad de género del Foro Económico Mundial: puesto 90 en 2006, 102 en 2007, 103 en 2008, 109 en 2009 y 107 en 2010 (...)".

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