¿Qué está pasando en el Kurdistán sirio?

Uno de los aspectos más desconocidos de la crisis siria es la situación que atraviesa la zona del Hasake, de mayoría kurda. Aunque en un primer momento se sumó activamente a la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, en la actualidad ha decidido seguir su propio camino y crear una autonomía de facto con sus propias milicias armadas y su propio sistema educativo que preserva sus especificidades identitarias.

Desde el estallido de la revuelta en marzo de 2011, las formaciones kurdas han ido elevando el listón de sus demandas planteando la descentralización, el federalismo y la autodeterminación, opciones que nunca han sido aceptadas por el Consejo Nacional Sirio (CNS) ni por el resto de la oposición a Bashar al-Asad, que tan sólo contemplan el reconocimiento de sus derechos culturales y lingüísticos. 

Ante esta situación, los partidos kurdos sirios establecieron el 26 de octubre de 2011 su propio Consejo Nacional Kurdo (CNK) que aunaba a quince formaciones y que contaba con la protección del Partido Democrático del Kurdistán de Massud Barzani. En esta plataforma no se integró el principal partido kurdo: el influyente Partido de la Unión Democrática (PYD), próximo al Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK).

El 6 de febrero de 2012, Abdulhakim Bashar, presidente del CNK, manifestó que los kurdos habían recibido garantías internacionales (en particular de EEUU) de que los derechos de la minoría kurda serían respetados. Hassan Saleh, miembro del Partido Yekiti Kurdo, se mostró a favor de “un Estado federal como la mejor vía para alcanzar una coexistencia pacífica interna, ya que permite a todos los pueblos y minorías disfrutar de sus derechos y preservar su identidad y su existencia. El federalismo es una manera de garantizar la unidad del estado”.
Tras varios dessencuentros, el CNS hizo público el 3 de abril de 2012 una Carta Nacional sobre la Cuestión Kurda que recogía su posicionamiento y sus compromisos para tratar de resolver la situación kurda: 1) El CNS manifestaba su compromiso al reconocimiento constitucional de la identidad nacional del pueblo kurdo y de sus derechos nacionales en el marco de la unidad territorial siria. 2) El CNS se compromete a abolir todas las políticas, decreto y medidas discriminatorias adoptadas contra los kurdos y a compensarles por ellas; 3) Siria será un Estado civil, democrático y plural basado en el principio de igualdad ante la ley de todos sus ciudadanos y en “un gobierno local ampliado y empoderado”; 4) No habrá discriminación en función de la etnia, origen, reigión y género dde la población y se respetarán las leyes internacionales y los Derechos Humanos; 5) Compromiso a combatir la pobreza, especialmente en aquellas zonas que han padecido políticas discriminatorias y compromiso para mejorar las condiciones de vida mediante una mejor repartición de la riqueza nacional.

A pesar de estos buenos propósitos, la unidad está lejos de haberse alcanzado entre los opositores al régimen. De hecho, los partidos kurdos tienen su propia agenda y pretenden aprovechar la actual coyuntura para crear una autonomía de facto sobre el Hasake en una situación que recuerda cada vez más a la vivida en el Irak de Saddam Hussein durante los años del embargo. El 26 de julio, el PYD y el CNK establecieron la Alianza de Erbil por la que se creaba un Consejo Supremo Kurdo y unas milicias de defensa que se desplegaron sobre el terreno una vez que se consumó la retirada de las tropas leales a Damasco, lo que generó preocupación en Turquía pero también en el ELS y el CNS, que veían como el Kurdistán sirio seguía su propio camino y se alejaba de la revolución.

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