Entrevista con Wassyla Tamzali

Mediterráneo Sur nos ofrece una entrevista con la escritora y feminista argelina Wassyla Tamzali (Argel, 1941) realizada por Alejandro Luque en el que analiza la islamización registrada en los países del Magreb, la situación de la mujer y las revoluciones árabes.

"Tamzali ejerció como abogada en su Argelia natal antes de dirigir, durante casi veinte años, el programa de la UNESCO que vela por la igualdad de género. También directora del Programa de cooperación transmediterránea en beneficio de las mujeres de esa organización, desde 1996, esta argelina ha publicado libros como El burka como excusa (2001) o Carta de una mujer indignada (2009).

Usted, que vivió una revolución hace muchos años, ¿qué consejo puede dar a las mujeres que hacen la revolución hoy?
Si tengo que dar un consejo, es que piensen que detrás de cada revolución hay una contrarrevolución. Es un hecho histórico. Sucedió también en la Revolución Francesa. En cuanto empiezan a surgir indicios de libertad, de inmediato surge algo contra la libertad. Es un principio que no se debe olvidar.

¿También ocurre en las revoluciones islámicas?
Los movimientos islamistas hoy día no son movimientos revolucionarios.Los europeos piensan que en los países árabes hoy únicamente puede haber revoluciones islamistas. Es falso. Los islamistas son la contrarrevolución. Se ha visto en Irán y lo estamos viendo hoy en los países musulmanes. Y es una contrarrevolución muy fuerte, porque la llevan a cabo no sólo los islamistas sino todas las fuerzas reaccionarias de los países.

¿El islamismo es la causa por la que las mujeres, que han tenido tanto protagonismo en la Primavera Árabe, están ahora más apartadas?
Sí, es cierto. Porque en el primer movimiento, las mujeres estaban muy presentes. Como sucede siempre que se da un acontecimiento histórico, las mujeres estaban allí. Luego, cuando alguien se pone a organizar el poder, las mujeres desaparecen. Es casi un principio universal. Pero hay que añadir también que cuando las mujeres salieron a hacer la revolución árabe en Egipto, Túnez, en todos los países, no salieron como feministas sino como ciudadanas, como mujeres. No por los derechos de las mujeres. Aunque todas las feministas salieron, no todas las mujeres son feministas. Salieron por el cambio. Por echar a los políticos. Y cuando el cambio llegó, ellas volvieron a casa. Pero en Túnez, las feministas siguen aún en la calle, todos los días...

Saben que es importante visualizarse, hacerse presente, ¿no?
Cuando las mujeres salen, aunque no sean feministas, están haciendo una transgresión. Porque las mujeres en los países al sur del Mediterráneo no están en el espacio público. El espacio público, el espacio político, es de los hombres. Salirse del rol es ya, de alguna forma, una revolución. En la guerra de Argelia, todas las mujeres participaron al igual que los hombres. No por los derechos de las mujeres, sino para liberar el país. Cuando el país fue liberado, también ellas volvieron a casa. No es que los hombres las hicieran volver a casa, ellas lo hicieron por su propio pie.

En su libro Mi tierra argelina dice que lo más difícil en una revolución es reconocerse como individuo, separarse de la tribu, que lo absorbe todo. ¿Es ahora más fácil?
Sí, porque por primera vez, en los países del sur del Mediterráneo —no me gusta la definición “árabe-musulmán”, no es exacta—, en los países del Magreb y del Oriente Medio mediterráneo, hemos sido testigos de una revolución existencialista. Los jóvenes no han hecho la revolución por la nación, sino para ellos. Quieren ser libres. Es una palabra que se ha pronunciado por primera vez en el mundo árabe.
¿Le han sorprendido los resultados de las elecciones, el que los islamistas sean la segunda fuerza más votado?
No, en absoluto. Porque se habla de la Primavera árabe, pero yo diría que es el deshielo. Tras cincuenta años, es el fin del poscolonialismo. Pero ¿qué saldrá de ahí? Wassyla TamzaliTodo ha estado bajo el poder, encima estaba el glaciar, y debajo los monstruos, que no han visto la luz del día. Los salafistas son monstruos. Hay que darse cuenta de que no se puede discutir, no se les puede hacer pensar. Están fuera de nuestros pensamientos. Es un movimiento fascista, y grande.Es como el nacimiento de un clerismo.

¿De dónde sacan su fuerza?La manipulación de la política, la corrupción, la manipulación de la identidad, la deslegitimación de las fuerzas vivas: las mujeres, los bourgeois, los intelectuales, los francófonos... de todos se ha dicho: son traidores a la patria. Han creado un odio contra nosotros, y a la vez, con esta ambigüedad, ellos también representan de cierta manera la modernidad.

¿Cuál es la ambigüedad?Cuando doy conferencias, siempre hay alguien que se levanta y pregunta: ustedes, porque son laicos, han dirigido el país durante 50 años, ¿por qué no dan ahora la oportunidad a los islamistas? Pero, ¿quién era laico? El Ejército argelino, ¿es laico? El rey de Marruecos, ¿es laico? ¿Bourguiba era laico? ¿Ben Ali es laico? No. El laicismo es una actitud ética. Pero los que ahora aparecen como las víctimas del régimen son los islamistas. Porque los demás, dicen, son laicos. ¿Ves la ambigüedad?

Es una doble moral...Es una doble moral. Mientras que metían a los islamistas en la cárcel, les dieron todo lo que podían darles: la sociedad, las mujeres, los niños, la cultura, la televisión... Todo, les han dado todo a los islamistas. El Código de la Familia argelino... Nada, ni una decisión valiente, el gobierno no ha tomado ni una decisión que lanzara el país al futuro. Porque su única idea era mantener el poder. Y luego han entendido que había que negociar con los islamistas, pero no darles el poder. Han negociado todo. Y ahora, con la revolución, todo eso sale". 

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