Cobertura rusa para Bashar

El Informe Semanal de la revista Política Exterior analiza la situación de Siria y el apoyo implícito de Rusia a la represión de las movilizaciones populares:

"El veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas al proyecto de resolución sobre el conflicto armado en Siria, ha enfrentado de tal modo a Moscú con Occidente que muchos analistas estadounidenses y europeos comienzan a hablar de una “nueva guerra fría”.

El gobierno de Pekín nunca ha pretendido ser una democracia y ha mantenido una línea coherente en su defensa a ultranza de la soberanía de los Estados frente a los intentos de relativizarla, como el que supone el principio de la “Responsabilidad de Proteger” (R2P). Pero incluso China alberga dudas. En la cumbre UE-China, el primer ministro, Wen Jiabao, subrayó que “lo urgente ahora es prevenir el caos y la guerra en Siria”, lo que muestra la intención de Pekín de colaborar con los esfuerzos de pacificación de la Liga Árabe.

El caso de Moscú es diferente.  Vladimir Putin ha intentado siempre presentar a Rusia como un Estado de Derecho, un tanto sui géneris, pero más o menos homologable a sus vecinos europeos. Ahora su defensa de la dictadura de Bashar el Assad ha despojado de coartadas al Kremlin, reflejando su temor a la expansión de las revueltas árabes.
Sobre el terreno, El Assad ha aprovechado el veto ruso y chino para intensificar la represión, concentrando sus ataques sobre la ciudad de Homs y sentar un precedente ejemplarizante que intimide y desmovilice a la oposición. Mientras, con la obvia intención de tender una cortina de humo, Rusia envió a Damasco el 14 de febrero a su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, con el propósito declarado de buscar una “solución negociada al conflicto”, que en su visión pasa por aprobar en referéndum una nueva Constitución.

Pero el apoyo no le saldrá grátis a Moscú. El rey Abdalá bin Abdelaziz al-Saud ha calificado de “asbolutamente lamentable” el veto ruso y chino a la resolución patrocinada por la Liga Árabe. Rusia y China –y Argelia en el seno de la Liga Árabe–, van a hacer lo que esté en sus manos para frenar cualquier iniciativa que conlleve exigirle a El Assad abandonar el poder.

Aunque Estados Unidos quiere crear un grupo ad hoc de “amigos de la Siria democrática”, difícilmente podrá emular al Grupo de Contacto sobre Libia. Siria carece de los factores que coadyuvaron a la intervención en Libia: la oposición está muy dividida, carece de control territorial y a falta de una resolución del Consejo de Seguridad, lo que pueda aprobar la Asamblea General carecerá de efecto jurídico alguno. Moscú ya ha perdido el mercado libio de armamento (unos 4.000 millones de dólares) y no piensa ceder ahora el sirio y el único puerto de acogida para su Armada que conserva en el Mediterráneo, la base de Tartus".

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