Crisis gubernamental en Líbano

El Observatorio Electoral del TEIM publica un excelenta análisis sobre la actualidad política libanesa firmado por Amaia Goenega bajo el título: "Enquistamiento de la crisis de gobierno".

"Más de cuatro meses y medio han pasado desde la caída del gobierno de Saad Hariri. Un período de enfrentamiento dialéctico y de mercadeo político que sigue sin dar fruto. El 12 de enero de 2011, la dimisión de los diez ministros de la oposición y un ministro independiente provocaba la caída del gobierno de unidad nacional formado tras las elecciones legislativas de 2009. El motivo, la inminente publicación del acta de acusación sobre el asesinato de Rafik Hariri en febrero de 2005.

El 25 de enero, tras una serie de giros políticos de última hora, Najib Mikati, fue nombrado Primer Ministro con el apoyo del 8M y una serie de diputados más o menos independientes, entre los que destaca Walid Yumblat. Solventado este primer paso con relativa celeridad, empezaba lo realmente difícil, el proceso de negociación previo a la formación de gobierno. En un primer momento el 8M, y Mikati en particular, trataron de incorporar al 14M en el proceso.
Los líderes de la coalición encabezada por Saad Hariri negociaron individual y colectivamente las condiciones de su participación durante más de un mes, sin éxito. Las desavenencias en torno a temas como el tribunal internacional, las armas de Hezbolá, y el reparto de ministerios acabaron con cualquier posibilidad de acuerdo. No obstante, la renuncia del 14M a participar no facilitó la tarea de Mikati. Los obstáculos para la formación del ejecutivo siguen siendo importantes cuatro meses después. El líder tripolitano ni siquiera acaba de determinar el tipo de gobierno que quiere formar. El problema es que para tomar una decisión, el Primer Ministro debe conciliar las ambiciones personales de varios actores y, al mismo tiempo, debe tratar que el nuevo ejecutivo no sea visto como una amenaza ni por el orbe sociopolítico que respalda al 14M, ni por la comunidad internacional (principalmente Francia, Estados Unidos y Arabia Saudí).

En este sentido hay una serie de carteras que resultan particularmente problemáticas. Son aquellas relacionadas con la seguridad nacional, especialmente Interior. En 2008, después de meses de vacío presidencial y con el país al borde de una guerra civil, se acordó convertir la figura del Presidente en un actor independiente con capacidad para amortiguar la conflictividad entre 8M y 14M comience a hacer su trabajo. Sin embargo el reparto de ministerios como el de Justicia, Finanzas y Telecomunicaciones sigue bloqueado [...].

A estos problemas propios del sistema político institucional libanés, se añade ahora la complicada situación en Siria. El gobierno sirio es un actor central en todo proceso de toma de decisiones en Líbano (al igual que otros gobiernos regionales y occidentales). Apoyado en el 8M, la mediación siria era clave para la formación de gobierno, y obviamente la situación interna allí ha hecho que el gobierno sirio haya dejado el problema libanés en segundo plano. Pero además la crisis está incrementando la inestabilidad dentro del Líbano y genera mucha incertidumbre. Las tensiones entre opositores y seguidores del régimen sirio se están reproduciendo ya en territorio libanés, especialmente en el Norte, zona de fuerte influencia siria, donde se han producido ya varios altercados de consideración. Por otro lado, el hecho de ver el futuro del régimen sirio cuestionado genera una gran incertidumbre en seno de la clase político-comunitaria nacional, dado que la posición y capacidad de influencia algunos de los actores más relevantes del país esta directamente relacionada con el respaldo del gobierno Sirio, entre ellos el de Hezbolá [...].

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