Farsa electoral en Egipto

Decía Tawfiq al-Hakim en su conocida obra Diario de un fiscal rural (1937) que las elecciones en Egipto eran siempre limpias, por lo menos durante su primera fase. La campaña se desarrollaba con normalidad y los electores depositaban sus votos con libertad. A partir de ese momento desaparecía la limpieza, dado que los representantes gubernamentales arrojaban al río las urnas y las reemplazaban con otras repletas de votos del partido oficialista de turno. Poco ha cambiado en estos últimos 73 años, ya que esta práctica sigue siendo habitual hoy en día.

En la primera ronda de las elecciones legislativas, celebrada el pasado 28 de noviembre, se ha registrado un fraude masivo. Según observadores independientes, menos de un 25% de la población se habría acercado a las urnas dados los precedentes y la tendencia del régimen a manipular los resultados electorales en beneficio del Partido Nacional Democrático (PND), que se ha impuesto arrolladoramente en las elecciones, y en detrimento de sus rivales, en este caso los candidatos independientes cercanos a la órbita de los Hermanos Musulmanes (HHMM) que no han obtenido ni un solo escaño (frente a los 88 que obtuvieron en las anteriores elecciones). El diario egipcio Al-Ahram recoge en su edición de hoy los resultados detallados de la primera ronda de las elecciones a la Asamblea del Pueblo. Por ahora tan sólo cinco miembros de la oposición y siete independientes han conseguido entrar en el Parlamento, según informa Al-Yazira.


Ante esta situación, los HHMM se estarían planteando, como recoge el diario Al-Hayat, el boicot de la segunda ronda de las elecciones que se celebrará el próximo 5 de diciembre. El guía supremo de la organización, Muhammad Badia, afirmó en rueda de prensa: "Todas las opciones están abiertas" después que ninguno de sus 130 candidatos saliera elegido. Está por ver si boicotean finalmente la segunda vuelta, en la que concurrirán 16 de los 88 diputados islamistas actuales. Para Badia, "el régimen impuso sus intereses y los intereses de los corruptos no sólo a los intereses de la patria y de los ciudadanos, sino también sobre el futuro de todo Egipto". Por ello, "estas elecciones son inválidas en la mayoría de los distritos electorales, lo que priva de validez las resoluciones que adopte la próxima Asamblea del Pueblo".

Incluso EEUU, el principal aliado internacional de Mubarak, se ha permitido criticar con dureza el desarrollo de las elecciones expresando su estupor ante las irregularidades . El Departamento de Estado ha protestado por las campañas de arrestos emprendidas entre las filas de la oposición y la negativa del régimen a permitir la presencia de observadores internacionales. Según P. J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado: "Estas irregularidades cuestionan la limpieza y la transparencia del proceso". Quizás ahora, el régimen se vea obligado a abrir un poco más la mano y permitir la presencia simbólica de algún miembro de la oposición en el Parlamento.

Una vez más se constata que estamos ante otras elecciones sin elección.

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