Wikileaks II: Egipto versus Hamas

Las revelaciones de Wikileaks son un filón en bruto. Los politólogos ya no tendremos que esperar, como sucedía hasta ahora, los 25 de años de rigor para que los archivos del Departamento de Estado norteamericano sean desclasificados y abiertos al público.

Como ayer, hoy nos centraremos también en los cables de la Embajada de EEUU en El Cairo. El interlocutor predilecto de los diplomáticos, políticos y militares norteamericanos que visitan el país es Omar Suleiman, el todopoderoso jefe de los Servicios de Inteligencia que algunos sitúan incluso en la carrerea presidencial (otros, en cambio, consideran que preferirá quedarse en un segundo plano, aunque su apoyo será central para catapultar las expectativas de cualquier presidenciable).

En un documento calificado de secreto y fechado el 31 de diciembre de 2007 se recoge el contenido de la reunión entre Omar Suleiman, la embajadora norteamericana Margaret Scobey y una delegación de senadores norteamericanos celebrada en El Cairo. Soleiman manifiesta a sus interlocutores que “Hamas está políticamente aislada y es incapaz de impedir un acuerdo entre Israel y la Autoridad Palestina, ya que está atrapada en Gaza”. En otro momento  de la conversación, el jefe de la Inteligencia egipcia considera que Hamas podrá mantenerse en el poder entre 3 y 12 meses, pronóstico erróneo ya que han pasado tres años de estas palabras sin que la organización islamista haya abandonado el poder. Quizás lo más interesante de las palabras de Soleiman es que considera que “Hamas deberá elegir entre seguir siendo un movimiento de resistencia o aceptar el proceso político. No podrán mantener las dos apuestas”.
Archivo:Michael Mullen, CJCS, official photo portrait, 2007.jpg    
En otra reunión, esta vez celebrada el 21 de abril de 2009, entre Omar Soleiman y el jefe supremo del Estado Mayor norteamericano, el almirante Michael Mullen, el jefe de la Inteligencia egipcia intenta vender la imagen de Egipto como un aliado en la lucha contra el terrorismo islámico en Oriente Próximo al señalar “Egipto está rodeado de radicalismos” mencionando expresamente a Gaza, Sudán y Somalia. Soleiman señaló que “el radicalismo era la columna vertebral de las amenazas a la seguridad regional, añadiendo que el radicalismo en Gaza representaba particularmente una seria amenaza para la seguridad nacional egipcia”. Además indicó que “Egipto debe combatir los intentos iraníes de introducir armas en Gaza y frenar el contrabando a través de territorio egipcio”. Por último señaló que Egipto sabía bien como afrontar el fenómeno, porque había acabado con el extremismo islámico a mediados de los noventa, precisamente limitando sus fuentes de financiación. Por eso considera vital detener los envíos de fondos procedentes de Irán. Según el documento, “Soliman señaló que el apoyo económico iraní a Hamas alcanzaba los 25 millones de dólares mensuales” (con parte de ellos se pagarían los salarios de los Batallones de Izz al-Din al-Qassam), aunque en varias ocasiones se habían interceptado estos envíos. De otra parte, Soleiman se quejó de los intentos iraníes de infiltrarse en Egipto y anunció el arresto de una célula de Hezbolá que pretendería perpetrar atentados en suelo egipcio, lo que consideró como una línea roja: “Egipto ha enviado un claro mensaje a Irán: si ellos interfieren en Egipto, Egipto interferirá en Irán, añadiendo que los servicios de inteligencia egipcios habían comenzado a reclutar agentes en Irak y Siria”.

En los telegramas difundidos hasta ahora, la figura del presidente Hosni Mubarak aparece desdibujada, lo que parece evidenciar que Egipto parece haber perdido influencia en Oriente Próximo, siendo su incidencia en los asuntos árabes cada vez más limitada. A pesar de mediar entre los palestinos desde hace una década, Egipto ha sido incapaz de impulsar un acuerdo de reconciliación. Tampoco parece capaz de influir en los asuntos libaneses. Las relaciones con Siria están congeladas desde hace un lustro. E, incluso, carece de la capacidad de intervenir en la que fuera su área de área de influencia africana, sobre todo en Sudán. Merece la pena rescatar los consejos del rais en torno a Irak. A Mubarak no se le ocurre otra cosa que recomendar a EEUU que “olvide la democracia, porque los iraquíes son demasiado rudos por naturaleza” y, en consecuencia, les sugiere que apueste por un "dictador justo" en una entrevista celebrada el 20 de mayo de 2008 en El Cairo y en un texto que el Departamento de Estado califica de confidencial.

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